Porque seguro que te ha ocurrido….

Cuando le haces la foto a tu clienta con el diseño final y no se parece en nada al diseño que te mostraba cuando llegó…

A simple vista, todo parece genial.

Peeeerooo, si te fijas, la foto muestra muchos defectos en el diseño de la uña: porque no sale limpia, parece qué tiene bultos y te preguntas:

¿Por qué?

Sí. Seguro que has trabajado muy bien la uña. La has puesto todo el cariño y el esfuerzo, y utilizas buenos productos…

Entonces.

¿Por qué se ve el diseño con tantas imperfecciones?

Y para colmo:

 Una clienta se marcha con el diseño terminado, y a los pocos días te llama o te escribe un mensaje:

“Se me ha roto una uña”

Y claro, es un fastidio.

Lo primero, porque pierdes tiempo en arreglarla (y muchas veces hasta no cobras el arreglo). Porque te da vergüenza, o piensas que es tu culpa y no te atreves a decirle:

“El arreglo vale X”.

Y lo segundo. Este tipo de cosas generan desconfianza en la clienta, e incluso puede pensar:

“Es una manicurista amateur”

“Utiliza productos de mala calidad”

“No sabe cómo tiene que trabajar las uñas”.

Y lo último que queremos son clientas descontentas, ¿verdad?

Además, si haces una nivelación perfecta, junto con el esmaltado, tu autoridad aumenta.

Porque tu diseño es mucho más profesional, mejor acabado. Tu clienta va enseñar sus uñas a todo el mundo. A su pareja, amigas o a su familia, y les dirá:

“Mira qué uñas más preciosas”

Eso significa que cuando el resultado es excelente, tu trabajo es excelente.

Por tanto, puedes subir tus precios. Y eso significa más dinero en tu bolsillo.

Déjame decirte que hasta hace 2 años no era así. Mi nivelación y esmaltado era bastante mediocre.

Veía mis diseños en Instagram, después de subirlos, y me quedaba muy triste. Porque no era el resultado que esperaba.

Me sentía frustrada, agobiada. Incluso pensé en dejar el mundo de la manicura y volver a mi trabajo anterior.

Por suerte ese tiempo ya pasó…

A día de hoy mi nivelación es perfecta, y con todas mis clientas consigo un esmaltado increíble. 

Todo esto sin ninguna herramienta ni producto extra.

Sólo utilizando los materiales y productos que tiene cualquier manicurista.